Opinión

Lo que el primero de mayo nos dejó

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San Luis Río Colorado, Sonora.- El primero de mayo es más simbólico y fuerte de lo que aparenta, el primero de mayo es más que un solo día de descanso, se conmemora que a base de sudor y sangre se lograron los derechos laborales que hoy se gozan en la mayor parte del mundo.

Parece difícil de imaginar, pero el mundo antes de estas conquistas populares era más complicado y crudo en lo que hoy es ganarse la vida: los atropellos por parte de los empleadores eran al por mayor, básicamente quién tenía los medios y capital podía dirigir el rumbo de la vida de sus trabajadores.

No sería hasta 1886 cuando se logró un derecho, que la jornada laboral fuera de 8 horas, antes de eso era muy común que los trabajadores del mundo tuvieran que realizar jornadas maratónicas de hasta más de 15 horas, incluso en sectores laborales donde lo único que podían ofrecer era su fuerza para construir, minar o cosechar.

Pero antes de continuar, tenemos que situar que anterior al año de 1886, no tenía mucho que se había abolido la esclavitud en los Estados Unidos, esto significó sin duda alguna un golpe tremendo a la economía que se basaba en la más vil y deshumanizada explotación laboral.

Los campos agrícolas del sur de Estados Unidos tuvieron que hallar una manera de intentar sofocar ese golpe a su estatus social, y la mejor manera para hacerlo fue manteniendo salarios risibles a los trabajadores del campo, y más descarado aún, ofreciendo distintos salarios dependiendo los orígenes o etnias de los trabajadores.

En el adelantado norte estadounidense de aquellos años, la situación fue muy similar, pues a los afroamericanos recién liberados no se les ofrecía un salario igual que a un hombre blanco, pero la situación llego a un punto álgido cuando aumentó la inmigración asiática, pues a éstos trabajadores se les pagaba aún menos que a los afroamericanos y que, obviamente, a migrantes europeos y estadounidenses blancos.

Esta “oferta y demanda” del mercado laboral generaría el espacio para los más terribles abusos, aprovechando el hambre de todos aquellos que ya sea buscaban el sueño americano o simplemente poder vivir dentro de su propio país.

Esto causaría una serie de levantamientos en todo el país norteamericano, que no tardaría en tener la respuesta del gobierno, y es cuando nació la profesión del “rompehuelgas”: gente pagada por el gobierno y empresas para linchar a los líderes sociales y trabajadores que pedían mejores condiciones.

Es precisamente por esto último que recordamos el primero de mayo, pues hubo una serie de hombres que lucharon por la jornada laboral de 8 horas y en el año 1886, en Chicago, fueron asesinados en la horca por órdenes de empresarios y el gobierno; éstos hombres sólo tenían ideales humanistas: 8 horas de trabajo, 8 horas de dormir y 8 horas de entretenimiento.

Cosas tan básicas que hoy goza la mayor parte de la población, antes eran solo un sueño; la gente de poder solo veía a los trabajadores como viles animales de carga que podían trabajar al máximo por lo mínimo. ¡Malditos aquellos que pisotearon por tantos siglos a la humanidad!

En México quizá no ha habido (tantos) rompehuelguistas, históricamente hablando, pero los trabajadores mexicanos tienen un enemigo más letal y peligroso, porque incluso muchas veces lo identifican erróneamente como aliado: los sindicatos charros.

El charrismo sindical en México es un cáncer emanado directamente del mayor cáncer que le ha ocurrido al país, históricamente hablando. El PRI cuando llegó al poder (como PNR en un principio) instauró los sindicatos priístas, que lejos de ser un apoyo a los trabajadores de las diversas áreas laborales, sirviendo para apaciguar las demandas populares y mantener al partido absolutista con sus intereses bien servidos.

Mientras los “sindicatos” se mantengan en función servil al gobierno y no comprendan que su labor esta con los obreros, seguirán siendo un vil brazo del gobierno, que en sus mejores funciones solo servirían para crear contrapeso partidario con otros partidos (como ya paso en SL con la llegada de AMLO y la forzada bienvenida a la gobernadora priísta), pero sin hacer verdaderamente su trabajo, jamás alcanzarán ese glorioso y honrado rango de “sindicato”.

No se tiene que olvidar que es un día para recordar las conquistas populares, es un día que nos recuerda a los trabajadores del mundo que cuando estamos unidos y nos detenemos, el mundo se congela; que recuerden aquellos poderosos que si desde abajo nos erguimos su mundo tiembla.

Se tiene que recordar que el primero de mayo no es para celebrar por lo obtenido en el pasado, sino para organizar y preparar las victorias del mañana, la humanidad debe permanecer en continua evolución.

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