San Luis Río Colorado, Sonora.- Desde que se confirmó que el Lic. Víctor Galarza Domínguez se iría de la Secretaría Municipal, hace ya casi 2 semanas, en El 5to Poder hemos tratado de contactarlo para una entrevista.
Por mensaje de texto, por mensaje de whatsapp, por mensaje en Facebook, por llamada teléfonica y por todas las herramientas disponibles que la actual era moderna nos permite, hemos tratado de conseguir la entrevista.
Lo hacemos por el único motivo, simple y sencillamente, de que es la entrevista que todo el círculo político de San Luis Río Colorado quisiera leer, nada más. Lo aclaro porque hay quienes piensan que llevamos otros fines. Y no, nuestro objetivo es meramente periodístico, lograr la nota del día o la entrevista del momento.
Aclarado el punto anterior, les comento que como suele pasar cuando buscas algo y no lo encuentras, lo terminas encontrando cuando menos te lo esperas. En este caso así fue. Caminábamos por el centro como al medio día de este lunes, y sin querer (juro que así fue), nos encontramos al multi-citado Víctor Galarza, que se encontraba a las afueras de una especie de fonda, junto con otros personajes de Morena.
Aunque debo decir que no fue propiamente una entrevista, por eso presentamos esta información con una narrativa distinta, más bien a manera de anécdota con un toque de crónica periodística, porque debo aclarar que Galarza Domínguez, aunque lo hizo de manera respetuosa, se negó en todo momento al intercambio de preguntas y respuestas.
Dicho lo anterior les cuento que lo encontramos sobre la calle 4ta, justo enfrente (cruzando la calle) de la oficina del diputado federal Manuel López Castillo. Como dije antes fue sin querer, me dirigía al banco, los miré a la distancia y me acerqué.
De inicio saludé de mano a todos los presentes, al diputado -que hablabla por celular como persona importante-, a los regidores Benito García y Marco Antonio Luna, al señor Avendaño, a la señora Aida Salgado esposa de Benito García, a otra persona que no ubico y en último lugar porque se encontraba al fondo, recargado a la pared y cruzado de brazos, saludé a Galarza Domínguez. De inmediato le pedí un momento para entrevistarlo.
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«No, no, ¿para qué?«, me respondió.
Le dije que resultaba de interés periodístico conocer su versión de los hechos. Volvió a decirme que no.
«Bueno, ¿dígame si renunció o no renunció? nada más eso», le insistí.
Galarza no respondió, manteniendo los brazos cruzados y volteando a los lados, sólo dejo ver una ligera sonrisa socarrona. «Lo que se ve no se pregunta«, dijo intentando ayudar -entre risas- la señora Aida, citando la frase del célebre Juan Gabriel.
Galarza continuó en silencio. Volví a formularle la pregunta de su renuncia, y soltó: «Ya dije lo que iba a decir, además ya todos saben esa respuesta, no es nada nuevo»
Con ironía le dije que no había dicho nada, al menos no que yo supiera, y que aunque todos pudieran o pudiéramos intuir o suponer la respuesta, las suposiciones no equiparaban a sus palabras. De todas formas se negó.
«De verdad no quiero Navia, prefiero no decir nada«, indicó sincerándose.
Le di a entender que respetaba su postura, pero que entendiera mi intención de buscar la nota, de lograr la ansiada entrevista.
«Mira, de verdad no quiero, no es mi intención afectar al gobierno municipal, ahorita estamos trabajando en fortalecer al partido y nada más. Por el bien de Morena deseo que Santos tenga un muy buen gobierno, y que le vaya bien para llegar fuertes al 2021″, dijo más o menos Galarza, y digo «más o menos» porque respetando su negativa a la entrevista no saqué mi grabadora de mano.
«Esas palabras son buenas, eso me sirve (para nota), ¿lo puedo publicar?«, pregunté, para que luego no saliera con el clásico «fue fuera de libreta»
«Si, si, publícalo«, dijo Galarza. También le pregunté si ya estaba en Morena, porque según recuerdo, no pertenecía al partido.
«No es (de Morena) pero le damos la bienvenida«, dijo entrometiéndose -a manera de solidaridad- el regidor Benito García.
Ya me iba cuando se me ocurrió pedirles una foto, para darle más veracidad al momento. Se voltearon a ver y como que pensaron «why not?» y pues la tomé. Como pueden ver es la fotografía que ilustra esta crónica anecdótica.
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