Opinión

Sin libertad no hay vida

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San Luis Río Colorado, Sonora.- La agenda legislativa progresista que es impulsada por la próxima Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, busca aprobar la legalización de la interrupción del embarazo hasta la doceava semana de gestación.

Con ello, se ha abierto fuego en el debate de tan polémico tema. Lo plausible es que ahora se puede discutir, analizar y confrontar estos asuntos que son relevantes para la vida nacional.

Desde distintos ámbitos se puede escribir sobre la interrupción del embarazo; sin embargo, debemos de priorizar el tema y acotarlo a la propuesta del irrestricto apego al respeto de los derechos humanos universales, dejando atrás los fanatismos religiosos, prejuicios e ignorancia.

Lo anterior viene a tema porque lo esencial es respetar la libertad como un derecho inalienable del ser humano. Y tiene mucho sentido hablar de libertad cuando el movimiento pro vida exige el respeto a la vida.

En ese sentido, es apremiante entender que la diferencia entre un ser humano y otro ser vivo es la libertad para tomar decisiones. Es decir, la vida y libertad son la esencia del hombre. Por ejemplo, una res no es considerada un ser humano por no tener libertad de tomar decisiones.

Es imprescindible señalar que la propuesta de interrupción de embarazo debe ser acotada en las primeras semanas de gestación, ya que no hay actividad cerebral; por la evidente inmadurez del cerebro y por la incapacidad para generar pensamientos e ideas. En consecuencia, no puede ser considerado un crimen o asesinato la interrupción del embarazo al no haber libertad como valor esencial de la vida en el feto.


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Por lo anterior, los argumentos del movimiento pro vida se encuentran en conflicto de supremacía de valores: vida y libertad. Ambos valores deben ser categorizados en el último eslabón de una taxonomía. Entonces, el punto central para destrabar el debate es la fijación del punto exacto en dónde se puede definir el inicio de la vida de un ser humano.

Debemos respetar la vida, sí, pero para que sea considerada así se debe tener acceso a toda la libertad. Por lo que la interrupción del embarazo debe ser considerado legal, por ser un derecho fundamental de la madre a tomar esa decisión. En ese sentido, nos debe quedar muy claro que el aborto no debe ser considerado como libertinaje, ni tiene el propósito de usarse como un método de control de natalidad, sino como un ejercicio de libertad y, por ende, de respeto a la vida.

A la par de la legalización de la interrupción del embarazo debe de existir una campaña de concienciación dirigida a las mujeres para que se sensibilicen de los riesgos a su salud por esa práctica. Para que la toma de una decisión tan importante sea hecha con la información necesaria y siempre como un último recurso.

En mi opinión, y aunque usted no lo crea, estoy en contra de la interrupción del embarazo, pero no puedo y no debo sobreponer mi interés particular ante la libertad de la mujer de decidir sobre su cuerpo. Los movimientos pro vida tienen todo el derecho del mundo de manifestarse y buscar concientizar a la mujer de los riesgos de un aborto y sobre el valor de la vida, pero jamás tendrán el derecho de vulnerar la libertad de decisión de la mujer.

Por todo lo anterior, quien esté en contra del aborto que no aborte; justo ahí termina su libertad e inicia la de otro

Gildardo es Dr. en Educación y en Administración, con postdoctorado en política educativa, estudios sociales y culturales. Catedrático e investigador de diversas universidades.

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