San Luis Río Colorado, Sonora.- Me resulta bastante irónico que el partido Acción Nacional esté reclamando de forma airada el uso faccioso de la PGR en contra de su candidato Ricardo Anaya, en especial personajes como Diego Fernández de Ceballos y Santiago Creel.
¿Por qué la ironía? Porque hay que recordar que entre el 2004 y el 2005, el entonces Presidente Vicente Fox emprendió una campaña para desaforar a López Obrador y así poder meterlo a la cárcel, para que en consecuencia no pudiera ser candidato presidencial.
En ese tiempo Santiago Creel era Secretario de Gobernación y por ende de los principales orquestadores de la sucia jugarreta. Por su parte el Jefe Diego fungió como asesor jurídico, además que ayudó a filtrar los famosos video-escándalos, donde no aparecía López Obrador pero si gente cercana a él.
La embestida del Gobierno Federal fue tremenda, el uso de las instituciones con fines políticos fue grotesco y evidente. El Peje acusó un «complot» en su contra, lo cual era a todas luces cierto, pero fue ridiculizado por sus adversarios. El PAN literalmente se burló de las teorías del complot.
Hoy día, a 14 años de distancia, la historia parece repetirse, pero con diferentes actores. Ahora es el PRI quien está usando a las instituciones y es el PAN y sus aliados quienes sufren las de caín. Lo cual por supuesto no les agrada, critican y reclaman donde pueden. En una muestra más de la doble moral que existe en las cúpulas del PAN.
En lo personal me parece ridículo lo que están haciendo el Gobierno Federal, el PRI y la PGR. Es un asunto que dice mucho de México y de su todavía endeble democracia. Es increíble que en pleno 2018 se sigan presentando este tipo de situaciones que en naciones de primer mundo ni de broma pasarían.
Más allá de la duda razonable, de si Ricardo Anaya lavó o no lavó dinero, el uso de las instituciones con fines políticos es totalmente reprobable. Es un llamado de atención a lo que se viene en la elección. El PRI está dando muestras de que está dispuesto a hacer lo que sea necesario para seguir en el poder, tal y como lo hizo el PAN con Vicente Fox.
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Cabe mencionar que el uso político de las instituciones siempre ha existido. Líderes sindicales como Joaquín Hernández «La Quina», Napoleón Gómez Urrutia y la propia Elba Esther Gordillo, no fueron perseguidos y encarcelados por cometer hechos ilícitos, sino por convertirse en enemigos del gobierno en turno. Cuando fueron aliados nadie les dijo nada, la devoción por la justicia saltó cuando se volvieron enemigos, ¿curioso no?
Ahh pero sale alguien a decir, «Al diablo con sus intenciones» y se ofenden y hasta se asusten, cuando la PGR debería procurar justicia siempre, no sólo cuando hay una elección o intereses políticos de por medio. Para muestra el caso Odebretch y el desvío multimillonario en Sedesol, que por lo visto les pasó de noche.
Pienso que se vale señalar y acusar, más en campaña, es bueno que saquen los «trapitos» de quienes buscan gobernar al país y ya que sea la gente quien saque sus propias conclusiones. Estaría de lujo que lo hicieran con pruebas y no a la ligera, pero en la democracia mexicana eso es pedir demasiado. Lo que no se vale es que «tuerzan» a las instituciones.
Ricardo Anaya ya les dijo «Hijos de Puta» a los de la PGR, o bueno, dice Diego Fernández que fue él, no Anaya quien lanzó el improperio. No importa, para el caso es lo mismo.
¿No sería maravilloso para el anecdotario y bastante irónico que el PAN saliera a descalificar a las instituciones? Digo, a fin de cuentas tendrían motivos y razones para hacerlo.
Por último resalto la hipocresía del propio Ricardo Anaya, que aplaudió y empujó las reformas estructurales (hay videos de sobra en YouTube) y ahora las critica con severidad. Anaya se vendió primero como aliado del Gobierno Federal y después, cuando lo consideró oportuno, no tuvo empacho en distanciarse y criticar. Esto evidentemente no se lo perdonan.
«Traición con traición se paga«, dice un dicho, y «Quien avisa no es traidor«, dice otro.
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