San Luis Río Colorado, Sonora.- La Feria del Algodón regresó después de 6 años de ausencia a San Luis Río Colorado, y aunque debo reconocer que yo era de los que pensaba que ya no tenía razón de ser, resultó bastante bien.
Primero, ¿por qué pensaba eso? pues porque cada año era lo mismo, un montón de gente quejándose en redes sociales, criticando la cartelera, criticando la comida, criticando los precios, criticando absolutamente TODO.
Y me parece que de alguna forma, esos, que yo llamo los “inconformes siempre”, se empezaron a imponer en la narrativa, al grado que la Feria del Algodón empezó a morir.
Sin embargo, al parecer pasé por alto que la feria no es una fiesta para los inconformes, ¿esos qué?, seguro ni siquiera van. Caí en cuenta que la feria es -simple y sencillamente- y aunque suene absurdo y obvio, pues para la gente que sí va.
La feria es regularmente para las familias, para los niños, para distracción y entretenimiento, sólo eso. Quien espere o pretenda que sea algo más, pues se equivoca.
Acudí el primer día me encontré sorpresivamente con mucha gente, más de la que esperaba, especialmente en el acostumbrado certamen de belleza, que también parecía que cada año dejaba más problemas que satisfacciones.
Miré muchas familias, muchos niños, muchos abuelitos, conviviendo, dando la vuelta por los juegos, etc., y pues eso es precisamente una feria.
Creo que parte del problema era que anteriores organizadores se empecinaban en que fuera un negocio redondo, gastando mucho en artistas, cobrándole por todo a todos, y al final los que terminaban pagando el pato eran los sanluisinos.
Tengo entendido que esta ocasión se organizó en mes y medio, lo cual es atípico ya que regularmente se lleva hasta 1 año por aquello de la agenda de artistas, resaltando el acierto de no cobrar la entrada, por lo que se apreció una intención más social.
En muchas ciudades del país, los gobiernos han comprendido que las fiestas son para el pueblo, y en base a ello es que se deben presupuestar.
Unas con más presupuesto que otras, pero siempre pensando en brindar festividades a la gente, con sus respectivas opciones. Unos tendrán para pagar palenque y cenar a lo grande, otros para los juegos, y otros simplemente acudirán a distraerse. Sin embargo, se debe pensar en todos.
En ese sentido la Feria del Algodón cumplió. No sé si tuvo que ver la espera de 6 años, pero la gente acudió en buena forma, más de 140 mil asistentes para ser preciso.
Y en mi opinión, se demostró que se puede hacer una festividad acorde, sin despilfarrar dinero público, a precios accesibles y con opciones para todos.
Es verdad que los tiempos cambian, que el público y las tendencias van evolucionando, pero ha quedado claro que la gente necesita espacios de convivencia.
En lo personal asistí con mi hijo de 8 años, por lo que fue su primera vez como niño grande (lo llevé antes pero de bebito) y estuvo fascinado. Le encantaron los carros chocones, los inflables, la rueda de la fortuna y el tradicional rifle con el que derribas monitos de metal, aunque se decepcionó mucho con la casita del terror.
En fin, caí en cuenta que esa es la esencia de la feria. Lo que queremos es que los chamacos se la pasen bien y se diviertan, más nada.
Otro punto que quiero resaltar es que observé a la gente muy tranquila. En otras ediciones se observaba un ambiente diferente, con mucha seguridad, mucha policía, tanto dentro como afuera de la feria.
Quizás tuvo que ver la cartelera, pero el ambiente que predominó fue 100% familiar.
Supongo que el año próximo habrá feria nuevamente, pero si continúa o no, o bajo la figura del Festival Vive San Luis o el Festival Tierra Sonora, lo cierto es que las familias requieren de espacios recreativos accesibles, y esa, permítanle recalcarlo, es una obligación irrefutable también de los gobiernos.







