San Luis Río Colorado, Sonora.- Los sanluisinos siempre han sido solidarios, es por eso no me extrañó en lo absoluto que la gente acudiera en masa a la fiesta de la pequeña María Victoria, celebrada al sur de la mancha urbana, una historia que sonó en todo México al volverse de nota nacional.
La gente de San Luis Río Colorado podrá tener intereses encontrados, ideologías y creencias distintas, pero cuando se trata de ser solidarios, siempre responden.
Así ha quedado de manifiesto una y otra vez, y como muestra cito los eventos de Karen, la quinceañera que se hizo viral en 2020, también el caso de los abuelitos Zeferino y Piedad que padecieron el robo de su carro y el más reciente de la bebé María Victoria.
Lo resalto porque es verdaderamente muy bonito ver a la gente sumándose de forma desinteresada, por el simple hecho de querer ayudar.
Fui testigo de cómo la familia de Karen simplemente no daba crédito a todas las muestras de cariño y solidaridad que recibieron en sus XV años, en parte porque ni siquiera fueron ellos los que subieron la foto a redes convocando, sino una tía.
Del mismo modo presencié cómo llegaba la gente con los abuelitos al ‘boteo’, en algunos casos sólo unas cuantas monedas, pero acompañadas de mensajes solidarios llenos de empatía.
«Vengo desde el Ejido Hermosillo, allá vivo pero soy sanluisino. Y aquí estamos para aportar nuestro granito», dijo un señor de nombre Joaquín cuando le metía billetes al bote de Don Zeferino.
En el caso de la bebé María Victoria, su mamá y toda la familia se encontraban realmente conmovidos. Puedo decir -porque estuve ahí-, que la gran mayoría de la gente que asistió, ni siquiera pidió comida, sólo llegaron a dejar su regalo y felicitar a la bebé, dando mensajes de ánimo a la mamá.
También puedo compartirles que el papá, al ver llegar a tanta gente, andaba en las tiendas buscando vasos y platos deshechables, comprando más cosas, porque le preocupaba no tener algo más qué ofrecer.
Lo resalto porque siempre hay gente que denosta con mucha falta de empatía este tipo de casos. ‘Lo hacen apropósito para dar lástima’, fue uno de los comentarios más comunes entre los críticos.
Puedo decir que si bien es cierto que no son los primeros casos de fiesta sin invitados que se hacen virales, SÍ SON LOS ÚNICOS en que la gente pudo revertir la situación en el mismo día de los hechos, acudiendo en masa. Y eso los hace más especiales.
Entiendo perfectamente que la gente tiene derecho a no coincidir y criticar, es parte de nuestras libertades, pero es decepcionante cuando denostan causas que unen a la gente de forma desinteresada.
Imaginen a las personas que llevaron detalles, leyendo en redes: «Fue un engaño, eso estuvo armado, lo hacen para dar lástima, para que la gente les lleve regalos»
Es decir, si ustedes no están dispuestos a sumarse, y por el contrario hasta descalifican, lo cual reitero, están en su absoluto derecho, pero… ¿qué necesidad tienen de ensuciar las buenas intenciones de los demás?
Lo que sintieron los abuelitos o la familia de María Victoria, simplemente no tiene precio, y claro que no fueron historias orquestadas como hay quienes se averturan a afirmar, por supuesto sin argumento sólido más allá de su prejuicio.
Por mi parte me quedo con las sensaciones de los protagonistas, que pasaron de la tristeza al júbilo, de la desgracia a la algarabia. Seamos solidarios cuando tengamos oportunidad. Nada nos cuesta donar unas monedas, o simplemente compartir un mensaje de empatía a esa gente que lo necesita en momentos difíciles.
Los insultos (que los hubo) me dejan claro que cada quien da lo que tiene, y hay personas que guardan odios y resentimientos muy profundos, quizas porque no se sintieron apoyados en algún momento de necesidad.
Sin embargo, eso no es justificación para denostar o denigrar a personas totalmente ajenas a sus conflictos personales.
Si usted guarda malos sentimientos hacia algo o alguien, está en su derecho, pero no trate de esparcirlos como un virus. Intentemos respetar la buena voluntad de los demás.
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