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Salud mental, la otra crisis del Covid

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Hermosillo, Sonora.-Camila no ha salido más de cinco veces de su casa desde que inició la cuarentena, a finales de marzo. En todas esas ocasiones, dice, ha tomado la decisión de salir por la mañana, pero termina haciéndolo por la tarde. La razón: El miedo a contagiarse en la calle.

Tiene 30 años y es docente de universidad. Eso le ha permitido continuar con su trabajo de manera virtual, aunque extraña estar frente al grupo. Antes de la suspensión de actividades, también tenía en puerta impartir un taller de lectura.

Explica que durante el confinamiento ha pasado “días mejores y días peores”. No siente necesidad de estar en la calle, pero vive con el miedo de que alguien de su familia se contagie. Y al principio, añade, sentía la presión de “aprovechar” la cuarentena.

“Yo aspiro a una carrera en el mundo creativo, y muchos decían ‘Shakespeare escribió en cuarentena’. Empezó a sonar mucho eso de ‘es tu oportunidad de ponerte fit, agarrar un hobby, aprender a cocinar pan’. A mí me aturdía todo eso”, comparte.

Pasó algunas semanas con la angustia de que estaba desperdiciando el tiempo. No podía ni ver televisión, relata, sin sentirse agobiada. Poco a poco dejó de preocuparse por eso: “No necesariamente es un momento para ser súper creativo, es un trauma colectivo, nuestros cuerpos no van a reaccionar como en una situación normal”.

Camila no es profesional de la salud, no ha enfermado de Covid-19 ni trabaja en una actividad esencial que le implique salir de casa con regularidad. Y sin embargo, señala que se siente mentalmente afectada por la pandemia.

EL OTRO PICO

De acuerdo con Olga González Domínguez, sicóloga especialista en trastornos conductuales, ya hay manifestaciones de trastornos mentales en muchas personas a raíz de la emergencia mundial del coronavirus, pero será después del confinamiento cuando la situación se dispare.

“Nos estamos preparando desde diferentes colegios profesionales, sicólogos, siquiatras, trabajadores sociales, enfermeras, estamos preparándonos para recibir lo que se ha llamado en algunos países la segunda oleada de Covid o el segundo brote, refiriéndose a los trastornos mentales que van a surgir acabándose la cuarentena”, explica.

Las autoridades sanitarias consideran que el País se encuentra en el momento más álgido de los contagios y que la curva tiende a aplanarse. Pero el pico de los problemas mentales, estima la sicóloga, llegaría en las próximas semanas y se extendería durante meses e incluso años.

“Vamos a ver un efecto inmediato, porque son personas que ya venían con dificultad pero no podían salir a pedir ayuda, van a ser los primeros. Y después, cuando se exija más la reintegración social, es cuando más se va a venir el pico, estamos hablando de entre 40 días a dos meses una vez levantándose la cuarentena”, calcula.

LOS MÉDICOS, LOS PRIMEROS

A mediados de marzo, cuando Italia enfrentaba su momento más duro del Covid-19, la fotografía captada por un enfermero en un hospital de Lombardía se convirtió en una de las imágenes más impactantes de la pandemia.

La foto muestra a un enfermero agobiado, en cuclillas y con las manos cubriendo el rostro, mientras una compañera intenta consolarlo.

Los profesionales de salud que luchan en primera línea contra el virus son el primer grupo de riesgo para desarrollar algún trastorno mental, no sólo por la naturaleza del trabajo sino por las circunstancias que los rodean, considera Olga González.

Como sicóloga, refiere que ya ha atendido a médicos y enfermeros que pasan por varias etapas, desde el cansancio, el estrés, la presión por tomar decisiones de vida o muerte –literalmente–, el temor a estar infectados ellos mismos y la soledad en el caso de los que decidieron aislarse.

Realmente es una situación de agotamiento físico, emocional, para el que desgraciadamente no se prepara al personal de la salud para enfrentar este tipo de situaciones. Y aunque te prepares, no es la misma que vivirlo”, expone.

Y al estrés que ya sufren dentro de los hospitales, resalta, se agregan las agresiones de las que algunos han sido víctimas, así como el salir a las calles y ver que no todos acatan las medidas de prevención.

Puntualiza: “Vienen de ver un infierno, porque literalmente muchos descienden a lo más difícil de la práctica en la Medicina y en la vida. Vienen de allá, se enfrentan a esto, tienen coraje, luego tienen miedo cuando llegan a sus casas… Las siguientes víctimas son los profesionales de la salud, eso sin duda”.

NADIE ESTÁ EXENTO

González Domínguez, quien tiene experiencia previa en intervención en crisis, expresa que al hablar de los futuros problemas en salud mental por la pandemia no se puede olvidar a las víctimas directas: Los familiares de los fallecidos.

Especialmente, dice, cuando la persona muere en aislamiento, sin la oportunidad de despedirse: “No solamente es superar el duelo de que alguien falleció, sino cómo falleció, qué decisiones tomaste, qué pudiste o no hacer”.

Se espera también un aumento en la violencia intrafamiliar, como ya se ha reportado, y un mayor número de menores abusados física y sexualmente. Incluso podrían crecer los embarazos en adolescentes como resultado del encierro, agrega, donde las víctimas no tienen forma de escapar de su agresor.

La crisis, sin embargo, podría alcanzar a cualquiera: “A lo mejor no sufres violencia ni eres profesional de la salud, tenías una vida libre de trastornos y ahora van a venir algunos trastornos posteriores a esto, que tienen que ver con el temor a contagiarse”.

Esto podría reflejarse, explica, en depresión, ansiedad y dificultad para transitar a la “nueva normalidad”, con problemas para mantener el nivel de energía, temor a estar en lugares concurridos o palpitaciones al llegar al trabajo.

SIN PRECEDENTES

María Elena Medina Mora, sicóloga e investigadora en El Colegio Nacional, coincide en que los expertos deben prepararse para la etapa posterior al Covid, en la que se verán problemas de irritabilidad, trastornos del sueño y abuso de sustancias.

Al participar recientemente en un seminario el tema, expuso que el hecho de que no exista vacuna ni tratamiento específico ya es causa de estrés y ansiedad.

Expresó: “Una vez que se reduzca el índice de hospitalización y de desafortunadas muertes tendremos que atender las secuelas tanto de la pandemia, como de las medidas que se tomaron para atenderla”.

¿Qué hacer?

  • Tomar descansos y dejar de estar 100% conectados.
  • Cuidar el cuerpo:
  • Alimentarse sanamente y hacer actividad física.
  • Cuidar la mente:
  • Orar, meditar o hacer respiraciones profundas.
  • Mantener el contacto con los seres queridos.

Fuente: Sicóloga Olga González Domínguez.

Con informacion de EL IMPARCIAL.

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