San Luis Río Colorado, Sonora.- El trágico caso de la niña de 7 años Itzel Nohemí Quiroa, que conmocionó al municipio entero y que tomó relevancia nacional, posiblemente será recordado como caso de homicidio más mediático y tristemente manoseado en la historia de la ciudad.
Utilizo el término «manoseado» porque desde un principio, de manera sumamente irresponsable, se manejaron públicamente teorías que no tenían sustento alguno, principalmente por personas totalmente ajenas a la investigación.
La primer mentira y que prácticamente predispuso a la opinión pública, fue que los padres no habían reportado la desaparición de la menor o que tardaron mucho en hacerlo.
Falso totalmente. Es un hecho que Itzel era una niña falta de atención, pero la madre se enteró apenas volvió de trabajar (es jornalera). En cuanto conoció la situación la buscó en su círculo cercano, donde creía que podía estar, y al no dar con ella de inmediato reportó su desaparición.
La segunda mentira que se mencionó fue que la familia no la estaba buscando, que estaban muy tranquilos y como si nada pasara, cuestionando el hecho de que no mostraban signos de llanto o sufrimiento.
Estos rumores mal infundados fueron los que azuzaron a la población. La familia hizo lo conveniente, primero la buscaron en sus cercanías y conocidos, cuando no supieron su paradero reportaron a las autoridades. Había personas que querían verlos lamentándose a la vista del pueblo entero, o levantando piedra por piedra para encontrar a Itzel, pero no todos reaccionamos igual.
La tercera y más grave de todas las mentiras fue que la familia había vendido a Itzel. Increíble pero cierto. Personas que transmitieron en redes sociales, captando a base de morbo miles de espectadores, dijeron en repetidas ocasiones y con una ligereza increíble que la familia la había vendido.
¿Dé dónde sacaron esa versión? imposible saberlo, pero fueron conclusiones que salieron de personas irresponsables, no de las autoridades. Cualquiera es libre de opinar, pero cuando se trata de casos delicados, hay que hacerlo con responsabilidad.
Naturalmente hubo gente que creyó esas versiones, que llegaron incluso a maltratar a la familia, como si la situación por si sola no fuera suficientemente.
Peor aún, hubo personas que llegaron al grado de entrar a su domicilio, por supuesto muchos con teléfono en mano, volteando la casa de cabeza, revisando rincón por rincón, cometiendo literalmente un allanamiento, lo cual es un delito.
Obviamente a la familia no le quedó más remedio que permitir esa violación a la intimidad de su hogar, porque de haberse negado hubiera sido mucho peor, los linchan ahí mismo.
La cuarta mentira fue que Itzel había sido vista en la terminal de autobuses llorando de la mano de un extraño, gritando «quiero a mi mamá, quiero a mi mamá«, por supuesto resultó falso.
Ante tanta exposición mediática, es común este fenómeno, que la gente sienta empatía y en aras de ayudar vea en todas partes a niñas parecidas a Itzel, y está bien, no me parece incorrecto que la gente participe y se inmiscuya en la búsqueda, pero lo correcto es informarlo a las autoridades.
Si realmente piensan que presenciaron algo que pueda ayudar a la investigación, hay que informarlo a las instancias competentes, no subirlo a Facebook, alimentando la confusión y generando todo tipo de versiones.
La quinta mentira fue que Itzel había sido vista en Hermosillo, muchas personas llegando al grado de asegurar y compartir una foto donde de observaba a una niña con un señor. La familia de esa niña que aparecía en la foto, asustada y temiendo lo peor inmediatamente salió a desmentir la información, era una foto común entre padre-hija.
La sexta mentira y probablemente la más vergonzosa y ridícula de todas, es que la desaparición de Itzel obedecía a una venganza por un lío de faldas que tenía la madre con… ¡otra mujer! si, increíble pero cierto, a la pobre señora hasta la preferencia sexual le cambiaron.
Sin ningún tipo de respeto por nada, hubo personas que replicaron mensajes donde se aseguraba haber visto a la mamá de la menor protagonizando una situación bochornosa a las afueras de la Coppel, que hasta un celular le habían quebrado.
Lo increíble de todo es que son comentarios surgidos de perfiles claramente falsos y aún así la gente presta oídos, o peor aún, comparte dando el beneficio de la duda.
La mentira número 7 fue que la policía no estaba buscando como debería a la menor. Desde el primer día la policía municipal se abocó a su búsqueda, también lo hicieron los bomberos rojos y municipales, lo mismo Protección Civil y otros grupos de rescate.
De hecho los comentarios infundados obligaron a la policía a tener que designar elementos únicamente al resguardo de la familia, ante el temor de una agresión de la muchedumbre.
La mentira número 8 surgió cuando ya encontrada la menor y detenido el asesino, se regó que había cómplices. No sé de dónde lo sacaron pero hasta se mencionó la existencia de varios cómplices. Totalmente falso.
La mentira número 9 fue que las autoridades estaban ocultando al detenido o también ocultando información. Esto si bien es falso obedece más bien a un malentendido. Hay cierto protocolo que la gente suele confundir debido al nuevo Sistema de Justicia Penal.
Muchos no están entendiendo que ya no se puede dar detalles como se hacía antes. Cualquier acción, información o comentario que salga de la fiscalía puede ser considerado una violación al debido proceso y a la presunción de inocencia, lo que puede costar la libertad del detenido.
En la actualidad se detiene al acusado y es legalmente inocente hasta que la autoridad demuestra su culpabilidad.
Incluso no se puede detener formalmente a un sospechoso hasta que cuenten con elementos suficientes para hacerlo. Por mencionar un ejemplo, al asesino del periodista Santiago Barroso lo identificaron al día siguiente de cometer el asesinato, pero fue detenido hasta 5 días después de los hechos, ya que recabaron elementos de prueba suficientes.
Es por eso que la fiscalía no puede caer en divulgaciones o hacer prejuicios, además que se previene a la defensa.
La última mentira y que fue la cereza del pastel en este caso que tristemente parecía un trágico reality show, con más cámaras que el Big Brother, fue la terrible equivocación que tuvo Televisa Mexicali.
Los televisos se confundieron y publicaron que la menor fue asesinada el mismo día en que se localizó, cuando la Fiscal General de Sonora claramente informó que Itzel murió desde el primer día en que desapareció.
Es un error tremendo, parece una simple confusión en el mensaje pero están dando a entender que Itzel estuvo una semana cautiva, fíjense la gravedad de las cosas. Quienes dieron crédito pensaron lo inimaginable, pero… ¿se han puesto a pensar en los padres? el tormento es mayor si se les siembra la falsa idea de que la niña estuvo viva tantos días.
La marca Televisa es influyente, es por eso que hay gente que sigue creyendo que la menor murió una semana después, argumentando que es imposible que tantas personas que anduvieron peinando el área, hasta con perros entrenados, no la hayan encontrado antes.
Les informó que el perro «Sargento», que sólo evidenció a uno que otro consumidor de drogas de la zona, nunca estuvo cerca del paradero de la niña. No puedo asegurar que no estaba realmente bien entrenado, lo que si puedo afirmar es que era tanta la gente que andaba detrás del perro, hasta grabándolo y transmitiendo en vivo, que nunca se le dejó seguir bien el rastro.
Me queda claro que la misma indignación del caso provocó múltiples y genuinas reacciones de enojo, y de verdad no creo en la existencia de personas realmente malintencionadas, pero es innegable que si hubo quienes lejos de ayudar sólo estorbaron y hasta pusieron en riesgo a la familia.
Hay que decir que las autoridades hasta el momento han hecho su parte. Tardaron pero ya encontraron a Itzel, ya atraparon al presunto culpable, ahora sólo resta esperar a que la Fiscalía de Sonora logre una sentencia ejemplar para este desalmado sujeto.
Enviamos condolencias a la familia. Para quienes no saben fueron resguardados por las autoridades porque temían sufrir más agresiones. Ojalá pronto encuentren paz, nadie merece tanto escarmiento.
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