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San Luis Río Colorado, Sonora.- Cuando se logra aprobar el texto de la Constitución de 1917, en su artículo primero se estableció una palabra clave: “otorga”. “En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las garantías que otorga esta Constitución”.
La palabra “otorga” implicaba que el Estado Mexicano podía (si quería) reconocerte ciertos derechos, no que el ser humano por el solo hecho de serlo, los tenía. Así el Poder Ejecutivo, si necesitaba conciliar con los militares, los agraristas, los sindicatos, o cualquier grupo con poder, les otorgaba derechos.
En 1928, cuando asesinan a Obregón, Plutarco Elías Calles busca la manera de dar cauce a los ímpetus revolucionarios. Para ésto, crea un partido político.
Como no quería hacerlo sin bases teóricas sólidas, envía a su colaborador y amigo Basilio Vadillo a Europa a estudiar los partidos más fuertes que allá existían. Estudian al Partido Nacional Socialista de Alemania y al Partido Socialista de la Unión Soviética.
Crean el PNR, que después se convierte en PRM y luego en el PRI. Con el nuevo partido se empieza a dar “juego” a los aspirantes y a los factores reales de poder, se cambian los homicidios y los cuartelazos por puestos públicos y prebendas, se pacifica al país pero falta algo, democracia. El Partido Revolucionario se gesta con la “disciplina” antidemocrática como regla, “el que se mueve no sale en la foto”.
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En 1939, con este panorama y antecedente se funda el Partido Acción Nacional, gran parte de su lucha desde su inicio es precisamente por la democracia. Obviamente no se podía ser candil de la calle y oscuridad de su casa, así que los candidatos se elegían por métodos democráticos, se valía opinar, disentir y debatir.
La lucha de la izquierda mexicana y de un sector crítico del PRI, dan como resultado en 1988 la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas por el Frente Democrático Nacional y menos de un año después a la fundación del PRD, contribuyendo así también con su parte al avance democrático en México.
Del PRI, obviamente, no podemos esperar democracia porque simple y sencillamente nunca ha existido para ellos, pero la pregunta para los partidos que nacimos como opositores es, ¿Dónde quedó la democracia interna?
He oído todos los argumentos para justificar su ausencia, “los tiempos han cambiado”, “hay que pensar en lo que más conviene electoralmente”, “el TRIFE ya ha avalado esos procedimientos”, etcétera, pero, ¿Y la autoridad moral que nos daba elegir a nuestros candidatos democráticamente?
Hoy llegan a nuestras candidaturas, por todos los partidos políticos, personas designadas y, en los casos más graves, autodesignadas. Con ésto no quiero decir que, por ese solo hecho, los candidatos sean buenos o malos, eso es otra discusión, lo que repruebo es el método, la designación.
Las designaciones en cualquier partido político nacido en la oposición son el error y traición más grande que se está dando. Se perpetuarán las posiciones de poder, no habrá movilidad de liderazgos y poco a poco se generará una pequeña élite oligarca que al final tomará todas las decisiones importantes.
Plutarco Elías Calles tuvo que ser exiliado a Estados Unidos por Lázaro Cárdenas, no dejaba gobernar, quiso seguir decidiendo aun cuando ya no era Presidente.
Ojalá y yo me encuentre equivocado, pero creo que iniciamos un periodo de tremendo oscurantismo democrático del que cada vez será más difícil dar reversa, veamos qué nos dice el tiempo y cómo nos juzga la historia.
Víctor Acosta Cid es candidato a Doctor por el Centro de Estudios de Postgrado, abogado postulante y catedrático en varias Universidades de Sonora y Baja California.
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