Hermosillo, Sonora.-“Las fuerzas se me están acabando”, fueron algunas de las últimas palabras que dijo José Basilio Arellanes cuando se despedía de su esposa al no superar la enfermedad del Covid-19.
Les pido a las personas que se cuiden, yo decía que era mucha exageración lo de este virus, pero hoy que pasamos nosotros esto, me doy cuenta de que es algo más serio de lo que espera uno o duda también, que se cuiden mucho, que en cuanto sientan los síntomas de algo que acudan al doctor”, dijo María del Carmen Báez.
Ella es pastora en la colonia Palo Verde de Caborca, compartió la vida con Basilio. Contó que su esposo destacó por ser un hombre generoso, trabajador, activo y que le gustaba ayudar a las personas que no tenían que comer.
Él era un hombre de campo, prestaba un servicio a los agricultores como contratista de cosechas, sabía en qué momento cortar la fruta o la verdura y tenía un grupo de trabajadores que lo acompañaban para el corte.
“Aún cuando mi esposo no tenía estudio y parecía que era un hombre estudiado, por ejemplo mucha gente le decía que si era ingeniero y él decía ‘qué ingeniero voy a hacer yo’, pero tenía mucho conocimiento porque fue muy inteligente y muy sabio en todo”, contó.
Cuando él se enteraba de la necesidad de una familia de manera inmediata se disponía para llevarles despensa, aún sin conocerlas, fueran o no de la religión. El templo del Palo Verde fue otra obra que construyó de su propio bolsillo junto al 10% que pusieron los miembros.
“Él se preocupaba por toda la gente, él miraba la necesidad de alguien y tenía un corazón muy lindo para ayudar a las personas”, recordó María del Carmen.
Así transcurría la vida de José Basilio hasta que llegó el virus a la comunidad, acataron las órdenes de la autoridad, cerraron el templo y esperaba que cuando pasara la contingencia los 31 miembros pudieran regresar a congregarse.
El día 14 de junio cumplió 58 años y días después se alistó para ir a realizar un levantamiento de cosecha en los campos de Hermosillo, sin pensar que ese sería el último trabajo que haría.
Estando en el trabajo tuvo noches de fiebre y recibió atención médica.
“Cuando empezó esto él era bien cuidadoso, se la llevaba comprando desinfectante para la casa porque se cuidaba mucho de eso, porque él me decía ‘dicen que las personas que tienen diabetes están más propensos a padecer a eso’”, señaló.
Con información de EL IMPARCIAL.
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