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San Luis Río Colorado, Sonora.- El fuero es la prerrogativa más importante que tiene un representante del pueblo, porque ante los arrebatos del mismo Estado les garantiza a los legisladores convertirse en verdaderos contrapesos del sistema político, por lo tanto, es fundamental señalar que el ejercicio del poder en México se asume de una forma vertical y depredadora hacia quien ose contraponerse a ello; dicho esto, es de esperarse que ser oposición real asume un gran riesgo en la salvaguarda de su persona, familia y de sus posesiones.
Sin duda, el hiperpresidencialismo ha sobrepasado la división de poderes y sus tentáculos llegan a todas las esferas del poder.
La propuesta de la eliminación del fuero es una verdadera tomada de pelo en pleno proceso electoral, ningún político se va a oponer porque la ciudadanía como en los romanos quiere pan y circo. Lamentablemente, en el imaginario colectivo se ha implementado la idea de que todos los políticos son corruptos, supongo para que sigamos votando por los mismos de siempre, pero la realidad es que en muchas ocasiones resulta imposible luchar contra la hidra del sistema sin ninguna protección.
Por ejemplo, hagamos un ejercicio de reflexión y supongamos que un buen diputado llega al poder y es el único que se opone razonadamente a un aumento en el precio de las gasolinas, tendrá que tomar la tribuna y por medio del don de la palabra estructurar un magnifico discurso que cimbre los corazones de quienes ya vendieron su voto, misión prácticamente imposible; sin embargo, las trabas en caso de no tener fuero serán mayores, pues bastará que el Estado lo demande por alguna situación ridícula y absurda como haberse pasado dos altos y lo cite el mismo día que le toque hablar a hacer una diligencia ante alguna autoridad por haberse pasado dos altos seguidos.
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El ejemplo tal vez les parezca absurdo e irreal, pero cualquier opositor, al no tener fuero, se tendrá que ocupar en demasía de responder ante las nimiedades, antojos de rivales políticos y ante el propio Estado, porque si alguien sabe y tiene la fuerza suficiente para vencer la legalidad es el gobierno.
En un país donde no existe la división del poder basta con la venia de quien dirige para que la impunidad siga. El no tener fuero no es garantía de terminar con la impunidad de nuestros gobernantes, ya que ellos tienen el control del sistema de justicia y lo van a seguir manipulando a su antojo.
Entonces, la eliminación del fuero traería un gran retroceso para nuestra endeble democracia, solo acotaría los contrapesos de nuestra República y sería un duro golpe a la representación de las minorías que se han caracterizado por ser la defensa de las causas justas.
Afortunadamente, el senado dejo abierto el debate para un próximo periodo de sesiones; esperemos que diferentes puntos de vista sean analizados de una forma consiente y reflexiva sobre el tema, para lograr un verdadero debate que satisfaga a los intereses de la nación, y no a los deseos de venganza del pueblo fundamentados en el hartazgo, porque el verdadero fuero lo damos mediante la votación en las elecciones.
Nosotros mismos hemos permitido mediante el voto que los líderes sindicales brinquen de puesto en puesto. El tema del fuero sigue sobre la mesa, esperemos tome una bocanada de aire en el debate y se perpetúe en beneficio de los ciudadanos libres que lleguen al poder.
No podemos derrotar al monstruo del Estado mediante leyes de oropel, necesitamos armaduras fuertes para que los librepensadores contagien de emociones y acciones a los ciudadanos de nuestro México. La única forma de quitar el fuero a los políticos es obligándolos a llevar cabo su mandato y, en su caso, acotando al presidencialismo y eliminando de tajo la sublevación del poder judicial; ¡antes no!, sería muy riesgoso.
Gildardo es Dr. en Educación y en Administración, con postdoctorado en política educativa, estudios sociales y culturales. Catedrático e investigador de diversas universidades.
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